lunes, 15 de diciembre de 2014

La ética de los negocios en Singapur



La ética de los negocios en Singapur









Autor: Tomás Vera Ziccardi






La República de Singapur suele ser presentada como uno de los más exitosos modelos de transformación nacional. La historia ha demostrado que de la convulsión social en la era posterior a la independencia británica a la moderna y próspera nación del siglo XXI existió una profunda transformación de carácter multidimensional. La nación asiática hoy cuenta con los indicadores socioeconómicos más elevados de la región, sin embargo la liberalización de mercado y los éxitos financieros escondieron la mano de hierro con la cual se gobernó la nación durante décadas. Nuestro interés no es ingresar en un debate ideológico respecto de la evolución histórica de Singapur desde los 60s hasta la actualidad. Ello traería aparejado un análisis sumamente complejo respecto de una nación difícil de comprender. Este artículo busca desarrollar algunas de las conceptualizaciones y creencias más arraigadas que tienen los singapurenses en materia de negocios, finanzas y comercio. La nación ha desarrollado progresivamente una fuerte cultura comercial, empresarial y bancaria que la posicionó como el principal referente en clave regional. Actualmente Singapur es un centro estratégico para los negocios, las finanzas internacionales, el comercio global, las inversiones y las operaciones bancarias. Los singapurenses se han tornado unos expertos en dicha materia, algo que sostiene la economía nacional desde hace décadas.

Una nación con escasos recursos naturales y un territorio sumamente limitado debió realizar un gran esfuerzo en torno a explotar sus recursos humanos. Influenciados por la estructura comercial legada de los británicos, el rol de las clases altas vinculadas al comercio (de ascendencia china) y el capitalismo estadounidense, los singapurenses buscaron perfeccionar el arte de los negocios. Dentro de varios valores que destacan se puede mencionar la idea de dedicación completa. No es compatible mantener negocios divergentes al mismo tiempo. Siempre es preciso comenzar centrando esfuerzos en un proyecto determinado. Actualmente son varios quienes emprenden un negocio personal a la par de sus actividades profesionales, lo cual dificulta mantener un equilibrio entre ambos. En occidente esto suele ser bastante común, donde las personas esperan que el crecimiento de su negocio los llevará por decante a dar un salto desde sus respectivos trabajos formales. En Singapur se considera necesario otorgarle dedicación completa a todo negocio que uno emprenda, ya que por otro lado la competencia es elevada, no dando margen para quienes deben fragmentar su tiempo y recursos en otras actividades. Algo similar se evidencia en el proyecto de nación erigido por Lee Kuan Yew, quien luego de un proceso industrial centró esfuerzos para convertir a Singapur en un centro financiero y comercial de alcance global. Posiblemente esto también encuentre relación con la matriz productiva y la posición geográfica de Singapur, dadas sus limitaciones centraron esfuerzos en determinadas variables específicas. 









Con una población de 5,5 millones de habitantes (la menor de la región sin tomar en cuenta a Brunei y Timor Oriental) distribuida en menos de 700 kilómetros cuadrados (el territorio más pequeño de todo Asia) Singapur es una de las naciones más desarrolladas del mundo. Gran parte de su poderío económico posee una fuerte base en la ética de los negocios que han desarrollado a lo largo de la historia los singapurenses.





Los liberales (económicos) tienden a poner a Singapur como uno de los grandes ejemplos de cambio estructural de una nación mediante la liberalización económica. Si bien es cierto que actualmente la nación asiática es uno de los principales actores internacionales abocados al respeto de las reglas del libre mercado, la historia ha dado cuenta que el estado ha tenido un rol central en cuanto a control y regularización. Ello no implica como sostienen ciertos académicos que Singapur ha sido un modelo que combinó las reglas del libre mercado con la centralización planificada. De todas formas, el estado ha sido un actor determinante fijando las áreas en las cuales se invertiría, los mecanismos para atraer inversores, la competencia de las corporaciones extranjeras arraigadas en el país y las reglas bajo las cuales coexistirían las fuerzas de mercado. Gran parte de dicha ética perdura en la Singapur del siglo XXI. El estado continúa fijando las regulaciones impositivas, la entrada de corporaciones, los negocios con otras naciones y las finanzas globales. Ello no quita que los parámetros que haya fijado sean cercanos al liberalismo, donde las regulaciones, los gravámenes impositivos y las restricciones comerciales sean escasas. En ciertos casos Singapur ha sido señalado como un caso donde el estado funciona a modo de válvula de presión y control. Fija normas buscando que las partes las respeten, pero de ahí en adelante su intervención es prácticamente mínima. No queremos decir que dicho modelo sea bueno o malo, mejor o peor que otros, más bien es la descripción de la forma mediante la cual el estado ha buscado regular la economía. La burocracia nacional cree que en las economías abiertas y dinámicas debe existir una regulación clara para emprender negocios. Donde existen puntos oscuros la competencia de torna injusta dando lugar a pocos beneficiarios y varios perjudicados. 









Desde la década de los 60s en adelante el estado ha tenido un fuerte rol en el diseño de los lineamientos generales de la economía. El gobierno de Lee Kuan Yew, que administró la isla durante más de tres décadas, estableció las reglas bajo las cuales funcionaría la economía. 





En Singapur prevalece la creencia dentro del mundo de las finanzas que todo aventurero debe conocer el equipo que llevará durante su travesía. Dicha visión ha sido fuertemente vinculada al mundo de los negocios, donde los singapurenses consideran necesario que un inversor debe conocer las reglas del juego, los elementos centrales del rubro y el funcionamiento sistémico. Emprender un negocio tan solo porque se quiere obtener una ganancia no suele ser muy recomendado por los habitantes de la isla. Tienden a ser más adversos al riesgo porque creen que cuando uno no tiene conocimiento de lo que realiza pronto aflorarán dificultades perjudicando los resultados emanados del ejercicio. Si bien los negocios en Singapur buscan especialistas, difieren de la visión occidental donde el inversor es exclusivamente alguien que aporta capital. Es preciso saber hacia donde se dirige uno. Como reza el dicho popular entre los habitantes de Singapur: "un cuerpo sin una cabeza conocedora del camino difícilmente pueda transitarlo". La ética de los negocios aquí tiene gran arraigo cultural. Recordemos que Singapur ha sido durante las últimas décadas una nación donde los gobernantes se han mantenido en el poder de forma prolongada. Su respeto hacia la autoridad y los superiores tiende a ser elevada, por lo cual creen en la conducción y la necesidad de que quien tira de las riendas conozca el camino mejor que los demás. El disenso no es premiado en Singapur, a diferencia de como sucede en occidente. 









En la imagen se puede apreciar la Terminal Pasir Panjang del puerto de Singapur. Dicho puerto maneja el mayor tráfico regional y el segundo a nivel global tan solo por detrás del puerto de Shangai. En años recientes se han realizado fuertes inversiones a fin de duplicar su capacidad para el año 2020.





Si existe una palabra que ha tenido fuerte arraigo en la sociedad singapurense es "inversión".  La necesidad de invertir de forma dinámica en los negocios ha sido una de las claves de su progreso económico. En Singapur invertir es sembrar la semilla del éxito. Si se desea emprender un negocio se debe tener seguridad y convicción respecto a lo que uno realiza. No es común ver a los singapurenses invertir de forma desinteresada o poner su dinero en algo que no consideran que vaya a arrojar beneficios. La posibilidad de perder lo invertido siempre estará presente, sin embargo en dicha nación asiática la necesidad de invertir es prácticamente constante. Esto se encuentre fuertemente vinculado con otro precepto que es el de future growth. Dicha terminología, ampliamente utilizada, es lo que le ha permitido a Singapur anticiparse al crecimiento. Claro está que invertir implica poner la vista en el futuro y estar siempre atentos a cualquier tipo de negocios que pueda surgir. Parte de este pensamiento nacional ha sido influenciado por lo que los estadounidenses promovieron en la nación durante las décadas del 60 y 70 con el concepto de forward-thinking. Generalmente los grandes negocios provienen de grandes proyecciones y las grandes naciones surgen de grandes proyectos. Singapur planeó un proyecto de nación a largo plazo donde la atracción de inversiones internacionales ocupó un papel fundamental que repercutió enormemente en la economía local. La mirada no suele ser puesta en el corto plazo a la hora de emprender un negocio y las ganancias inmediatas no desesperan a quienes deciden invertir. Lo interesante de dicho concepto es que la mirada siempre está puesta a futuro, eso le da dinamismo a la vida económica de Singapur. Son una nación que vive del futuro, trabajando en el presente para alcanzar beneficios que posiblemente una generación no alcance a ver. 









Los singapurenses viven con la mirada puesta en el futuro. La forma de hacer negocios se encuentra fuertemente relacionada con el modelo estatal emprendido desde fines de los años 50s en adelante. Conceptos tales como forward-thinking, future growth y future value han sido pilares fundamentales para transformar a un enclave colonial sumido en la pobreza a una de las naciones más avanzadas del mundo.





El modelo de nación adoptado por Singapur buscó posicionarse internacionalmente con un grado de participación elevado. Para ello se promocionó a nivel internacional como una nación próspera en la cual invertir. En pocas palabras, Singapur salió a buscar al mundo en lugar que fuera a la inversa. Durante los años que se suscitaron entre los 80s y 90s fue preciso generar una atmósfera proclive a la inversión y el desarrollo. Para esto fue necesario que quienes desearan invertir en la nación se vieran rodeados por dicho clima de negocios y seguridad. Fue importante la seguridad jurídica y la estabilidad política, aspecto que siempre es el más criticado desde los espectros de centroizquierda ya que ponen en evidencia las violaciones a los derechos y las libertades democráticas. El capital va hacia donde hay estabilidad y proyección largoplacista de tranquilidad sociopolítica. El comercio global del siglo XXI se vuelve sumamente dinámico para lo cual las naciones deben adaptarse a las reglas generales. Quienes son menos rápidos se quedan en el camino. Por lo cual otra de las características fundamentales de la ética de negocios singapurense es la importancia de los tiempos. En Singapur no se puede malgastar el tiempo y los recursos, ello genera enormes perdidas tanto materiales como de oportunidades. Algunos aspectos pueden verse, por ejemplo, en materia regulatoria donde Singapur tiene uno de los marcos más atractivos para comenzar negocios. La creación de empresas puede llevar menos de dos días. Al mismo tiempo, la simplicidad impositiva busca no desviar al empresario e inversor de sus principales preocupaciones haciéndole gastar su tiempo en trabas burocráticas e impositivas. Si se es una nación eficiente, creen los singapurenses, aumentarán las ganancias. En materia de comercio exterior los tiempos vuelven a ser fundamentales. Para ello los aeropuertos y puertos nacionales buscan reducir el tiempo que los transportes de bienes malgastan en otros puertos debido a trámites. En años recientes los clusters (de lo cuales hablaremos luego) singapurenses han sido sumamente efectivos, permitiéndole a Singapur convertirse en una de las naciones más activas a la hora de recibir y alojar embarques de mercancías. 









En Singapur el tiempo es oro. Se aprovecha al máximo la capacidad de hacer negocios en cualquier momento del día. Durante las últimas décadas la nación se ha embarcado en la búsqueda de socios comerciales e inversores, algo que generalmente la ha catalogado como una nación que salió a buscar al mundo. 





Para comprender en mayor medida parte de la visión que posee Singapur respecto al comercio, pondremos un caso que remite a su poderío regional en dicha cuestión. La nación se encuentra en un punto estratégico del mundo, en una de las rutas marítimas más relevantes para el comercio intraasiático y entre Asia-Pacífico y el resto del mundo. El negocio marítimo para el comercio ha sido uno de los puntos fuertes de Singapur durante décadas. Tomando en cuenta que gran parte del comercio mundial se maneja a través de los océanos es indispensable contar con servicios portuarios de alcance global para tornarse una nación relevante en la economía global. Desde los 80s en adelante Singapur creó un modelo de atracción de grandes corporaciones y firmas de comercio marítimo (principalmente de los Estados Unidos, Japón y Europa). Mediante el mencionado proceso y debido a los atractivos arancelarios y servicios que ofrecía la nación asiática, pronto se transformó en un enclave fundamental a nivel comercial. Durante dichos años Hong Kong, que se mantenía bajo arrendamiento británico, era el principal punto de comercio en la región, de todas formas con la apertura de relaciones entre Estados Unidos y China, el comercio extrabloque y el auge de los grandes contratos comercial, Singapur logró desplazar a Hong Kong (que pronto comenzaba un proceso de cambio) y otras plazas regionales. La ventaja sobre HK se dio cuando en 1984 se firmó la Declaración Conjunta Sino-Británica, algo que le permitió a Singapur absorber inversiones de naciones que precisaban mantener rutas marítimas efectivas para su comercio con Asia. Una de las claves de dicho proceso fue que Singapur salió a buscar inversores y socios comerciales. A diferencia de otras naciones de la región, Singapur atrajo socios deseosos de contar con plazas en los puertos regionales durante décadas de profunda inestabilidad sociopolítica desde Laos hasta Indonesia. Esto también debe ser mencionado, la región se encontró sumida en serios problemas estructurales de índole política y militar durante varias décadas, mientras que algunas de las naciones más estables tales como Tailandia continuaron manteniendo una política más restrictiva en los mencionados términos. Para algunos analistas internacionales Singapur fue un adelantado a los tiempos que pronto estaría por atraer la mirada internacional hacia la región. 
Retrotrayéndonos a tiempos más cercanos observamos que la política de lago plazo trajo beneficios para consolidarse como el "puerto de la región" y uno de los principales puertos del mundo. Actualmente gran parte de las inversiones y los beneficios derivados de dicha variable son reinvertidos para crear los famosos clusters marítimos. Recordemos que Singapur posee limitaciones debido a su espacio territorial. Desde hace varios años ha optado por construir islas artificiales específicamente destinadas al comercio marítimo. Dicho enfoque ha llevado a problemas diplomáticos con otros actores regionales de relevancia tales como Malasia. Básicamente los clusters tienen como objetivo crear puertos de fácil alcance y salida para evitar que tengan que ingresar hasta territorio peninsular. Las medidas allí son menos restrictivas que en los puertos en tierra firme, generalmente conocidos en la jerga comercial como "zonas liberadas" debido a la mayor facilidad de amarre y descarga. Singapur ha obtenido ventajas comparativas en dichos términos respecto de otras naciones. Continuando con la comparación respecto de Hong Kong, dicho zona especial tiene limitaciones e impedimentos para expandirse dada su política territorial. Son varias las voces que critican el alcance adoptado por la República de Singapur, es decir ha obtenido cuantiosas ganancias pero la pregunta es a qué costo. 
Otros datos relevantes son la importancia que ha adquirido el Aeropuerto Changi en términos de comercio aéreo, catalogado por varios como el mejor aeropuerto de Asia. Ello demuestra la visión diversificadora de Singapur, que no solo se centra en el comercio marítimo. De todas formas cabe mencionar que de acuerdo al Ministerio de Finanzas de Singapur, la nación cuenta con el segundo puerto en términos de tráfico de containers mundial, tan solo por detrás de Shangai (República Popular China). La visión a futuro ha llevado a que recientemente se diera a conocer la inversión de US$ 2,5 billones para expandir al doble la capacidad de la Terminal Pasir Panjang para el año 2020. Recordemos que el puerto de Singapur es el que maneja el mayor flujo comercial del Sudeste Asiático. 









El Aeropuerto de Changi es considerado uno de los más modernos y efectivos del mundo. De acuerdo a las estadísticas oficiales de la entidad que lo administra, en años recientes el aeropuerto ha tenido un tráfico anual de pasajeros cercano a los 55 millones de personas, algo que representa diez veces la población de la nación. Durante el año 2014 pasaron por el principal aeropuerto de Singapur cerca de 350.000 naves comerciales, convirtiéndolo en el principal aeropuerto de la región.





Finalmente se considera relevante hacer mención a determinados aspectos que han influenciado la visión comercial de Singapur. Los singapurenses han hecho de la solución de problemas un baluarte. No solo es relevante atraer inversiones, también se debe estar a disposición de quienes invierten para mejorar sus negocios. De acuerdo a los datos del Banco Mundial, Singapur se posiciona segunda en el ranking mundial de solución de problemas para los negocios. La nación busca no perjudicar ni obstruir la labor de los inversores, después de todo ellos contribuyen a su economía. La solución de problemas también se relaciona con la protección de quien decide hacer negocios en la nación. Por esto último, la protección de las mercaderías, los intereses y las proyecciones económicas de los socios es fundamental. En términos de protección a la propiedad intelectual Singapur es una de las naciones líderes de Asia, manteniéndose tan solo por detrás de Japón, uno de los abanderados históricos de la protección en materia de derechos intelectuales. El sistema legal singapurense cuenta con regulaciones estrictas respecto a las patentes y los derechos intelectuales. Esto genera un marco de seguridad que suele atraer a mayores inversores; hablando de atracción es relevante tener en cuenta que Singapur se destaca a nivel regional por la atracción de cerebros y talentos que puedan potenciar la capacidad de la nación. Las inversiones en dicho sentido han despertado el interés de profesionales de todo el mundo, no solo de Asia (como se suele creer). Es por ello que Singapur mantiene una política migratoria sumamente liberal, la cual busca fomentar la inmigración de jóvenes deseosos por iniciar negocios de forma fácil y eficaz en Asia. Por supuesto dichas cuestiones tienen relevancia a la hora de analizar la forma de hacer negocios en Singapur. Posee cierta relación con el modelo hongkonés. Recordemos que en nuestros tiempos el comercio y las relaciones humanas se manejan a una velocidad diferente a la de otros momentos históricos, por ello la radicación de empresas, la inmigración calificada y las visas laborales fomentan la facilidad para instalarse en Singapur, algo que no sucede en otras naciones de la región. Podría mencionarse, por otro lado, el valor extra que le agregaría el manejo del idioma inglés (nuevamente similar a Hong Kong). Dicho idioma es fundamental en el comercio mundial y en otras naciones de la región el tailandés, viet o khmer no facilitan la presencia de firmas extranjeras y trabajadores dispuestos a radicarse de forma temporal o permanente.









Singapur posee un sistema legal fuertemente orientado hacia la protección de los derechos de propiedad intelectual. Dentro del ranking regional se posiciona tan solo por detrás de Japón en materia de protección de derechos intelectuales, lo cual la convierte en una nación pionera dentro del Sudeste Asiático. 





Los negocios representan un aspecto fundamental de la vida en Singapur. Dicha nación creció y se forjó bajo preceptos fuertemente arraigados a la ética empresarial. Algunas variables poseen influencia milenaria, provenientes de pueblos como el chino que han tenido injerencia directa, mientras que otras son más cercanas a nuestros tiempos y fueron adoptadas del capitalismo estadounidense de posguerra. También coexisten elementos propios de la cultura singapurense, una nación que cambió estrepitosamente desde la era poscolonial hasta las primeras décadas del corriente siglo. Nosotros hemos expuesto tan solo algunos de dichos aspectos, dejando en claro la cultura que predomina en Singapur respecto de los negocios. El modelo de nación no es mejor ni peor que otros, es tan solo el adoptado por un pueblo que ha cambiado radicalmente a lo largo del último siglo. Actualmente Singapur es una nación altamente desarrollada, sumida profundamente en el mundo globalizado y dispuesta a competir en diversas áreas contra otros estados que históricamente han controlado variables fundamentales como el comercio, las finanzas y la banca. Para ello deberá continuar desarrollando el modelo que viene llevando a cabo desde hace años, a la par de ir introduciendo ciertos cambios para adaptarse progresivamente a la fluctuante realidad global. De todas formas queda claro que a lo largo de dicho proceso será preciso conservar aquello que les ha otorgado tantos beneficios, lo cual no es otra cosa que la ética que posee Singapur a la hora de hacer negocios.





                                                                             Tomás Vera Ziccardi





* El presente trabajo es obra material e intelectual del Señor Tomás Vera Ziccardi. Los derechos del mismo quedan estrictamente reservados a TVZC por expreso pedido del autor

El asesinato de Robert Francis Kennedy y los Estados Unidos de América que no fueron



El asesinato de Robert Francis Kennedy
y los Estados Unidos de América que no fueron









Autor: Tomás Vera Ziccardi






Tomando en cuenta la convulsión política y social experimentada durante la década del 60 en los Estados Unidos observamos una vasta multiplicidad de actores que fueron sumamente relevantes para dicho momento histórico. Dentro de éstos encontramos líderes políticos y sociales que viraron tanto el enfoque como el rumbo de los aspectos más intrínsecos de la potencia hegemónica. La familia Kennedy fue en ascenso desde la década del 30 cuando Joe Kennedy, prominente empresario allegado al poder durante los años de la administración Roosevelt, adquirió relevancia política a través de su rol diplomático hasta fines de los 60s cuando Bobby Kennedy estuvo cerca de alcanzar el lugar que su hermano Jack Kennedy ocupó 8 años antes. Los Kennedy introdujeron profundos cambios a nivel nacional, algunos de los cuales mejoraron la vida de ciertos sectores sociales y perjudicaron los intereses de otros. En otros trabajos tales como John Fitzgerald Kennedy y JFK: los inicios de un gobierno llamado a cambiar el destino de la nación hemos hablado del enfoque liberal en clave social adoptado por los Kennedy y los cambios que "Leadership for the '60s" proponía introducir durante toda la década de los 60s. Parte del proyecto de nación encabezado por JFK pareció desvanecerse con el asesinato del trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos el 22 de noviembre de 1963. Los drásticos cambios a nivel estratégico impulsados por los intereses del establishment estadounidense demandaron un giro tanto en la conducción como en el sentido geopolítico. Previamente se ha hablado de los cambios impulsados con el inicio de la administración Johnson así como también de la profundización de temáticas sociales vinculadas a la protesta civil, el rol ciudadano y los derechos sociales. La segunda mitad de los 60s explayaría la coexistencia no pacífica de ambos polos, es decir de ambos enfoques. Dentro del mencionado clima nacional, Robert Francis Kennedy, hermano menor del expresidente, ex Procurador General de la Nación (1960-1964) y Senador Nacional por el Estado de Nueva York (a partir de 1965) comenzó a adquirir mayor presencia nacional en temas sociales (principalmente vinculados a derechos civiles y derechos de las minorías). Los años de confrontación y carácter rígido habían quedado atrás, el nuevo Bobby, ya no más Ruthless, brindaba un discurso pacifista y conciliador que llamaba a poner fin a la confrontación nacional e internacional para trabajar en conjunto por una mejor nación y un mejor mundo. Robert Kennedy sería una figura clave durante la segunda mitad de la década, acaparando el apoyo de las masas pero al mismo tiempo el rechazo de la élite. Sus convicciones, su llegada a la gente, su imagen, su oratoria y sus ideales lo convirtieron en el abanderado de quienes creían y luchaban por un legítimo cambio. Pronto, desde Arlington la llama de la esperanza volvió a hacerse presente en los corazones de todos los estadounidenses. El legado se abría paso en medio de una violencia social y política no vista previamente, por lo menos desde la posguerra. Dentro del mencionado contexto Bobby sería una figura central, algo que también delimitó los alcances de su propuesta y que terminó decantando en su asesinato el 6 de junio de 1968. De los acontecimientos que tomaron lugar en el Hotel Embajador a la era pos-1968 hubo un abismo ideológico y moral de proporciones estructurales. La historia cambiaría para siempre, signando un rumbo diferente para los Estados Unidos de América.









Robert Francis Kennedy es recordado como uno de los más prestigiosos cuadros políticos que tuvo Estados Unidos durante el siglo XX. Su desempeño en política y servicio al estado incluyeron funciones tales como asesor del Congreso, jefe de campaña presidencial, Procurador General de la Nación, Senador y precandidato presidencial. 



"Of course to adhere to standards, to idealism, to vision in the face of immediate dangers takes great courage and takes self-confidence. But we also know that only those who dare to fail greatly, can ever achieve greatly". 





 Luego del Incidente del Golfo de Tonkin (1964) Estados Unidos realiza su entrada formal en el conflicto bélico suscitado en Vietnam. Su involucramiento data de la década del 40 y progresivamente a lo largo de los años la nación americana amplió su compromiso en Indochina. La administración Kennedy tuvo una cuota de participación importante, sin embargo será bajo el gobierno de Johnson que los Estados Unidos desplegará en la región grandes contingentes de soldados. Con el paso de los años el conflicto escaló, conllevando a una agudización del mismo donde Estados Unidos se tornó parte integra e indispensable. Vietnam pasó a ser un tema de primera categoría para el pueblo estadounidense. Al mismo tiempo, los reclamos por derechos civiles se incrementaron llevando a que la delgada barrera que contenía el conflicto social y racial se tornara permeable. Recordemos que el rol del sindicalismo estadounidense durante dicha década también fue relevante, de igual forma que los movimientos estudiantiles se nutrieron de peso propio. Los enormes gastos del estado para sustentar la guerra en el Sudeste Asiático eran rechazados por sectores de la sociedad civil que abogaban por igualdad social y un mayor grado de compromiso con los problemas internos. La segunda mitad de la década evidenció un grado significativo de crisis social, con constantes protestas contra el poder consolidado, críticas al establishment y reclamos por reducir los notorios grados de desigualdad social. La adminstración Johnson buscó mantener un equilibrio que con el tiempo se tornaría insostenible, así fue como promovió legislación en materia social pero también incrementó el presupuesto destinado a Vietnam. Si bien es cierto que Estados Unidos contaba con serios temas a resolver en el orden interno, su rol como potencia hegemónica en los albores de la bipolaridad llevaban a que no pudiera descuidar la lucha por el dominio global. Esto explica, en parte, lo previamente estipulado. En pocas palabras, durante los cuatro años de la administración Johnson la situación social en Estados Unidos fue delicada, no solo por la complejidad de fuerzas y variables que ejercían presión sino también por los actores sociales, políticos y económicos que entraban en juego. 

Robert Kennedy había respaldado el accionar de su hermano como presidente en Vietnam. Luego del asesinato de John Kennedy, Bobby incluso respaldó a Johnson en dicha cuestión. A pesar de esto, durante sus años como senador cambió el enfoque y ya a partir de 1967 comenzó a oponerse discursivamente a la guerra. Recordemos que evaluamos su posición oficial y no su pensamiento personal respecto a la guerra. Hacia fines del mencionado año y especialmente luego de la primera Ofensiva del Tet (comienzos de 1968) Robert adoptó una posición claramente opositora hacia la participación estadounidense en Vietnam. Otros líderes demócratas tales como McCarthy habían mantenido una línea durante el conflicto, oponiéndose al mismo desde un comienzo. Si bien hay quienes señalan que Bobby se opuso a la guerra a fin de realizar un acercamiento hacia los sectores más radicales, lo cierto es que su discurso distaba del de McCarthy en cuanto el senador por Nueva York creía que el objetivo de poner fin a la guerra en Vietnam era centrar los esfuerzos nacionales en cuestiones internas de necesidad inmediata. Respecto a la cuestión social, RFK fue quien mantuvo una línea desde sus años como asesor de JFK hasta 1968. Bobby consideraba necesario realizar cambios profundos para acabar con los problemas derivados del clivaje racial. Era respetado dentro de los grupos que fomentaban la igualdad racial, las uniones de trabajadores y los movimientos estudiantiles. Dicho apoyo social recibido por el candidato demócrata contrastaba con el rechazo por parte del poder político, menos proclive a expresarse de forma tan radical en cuanto a la variable racial. Posiblemente ello también repercutió en el distanciamiento de RFK una vez dado inicio el mandato de LBJ. Recordemos que Bobby no fue funcionario de la mencionada administración. Por otro lado, la postura de Robert en dicha cuestión lo distanciaba de los demás referentes de su partido, quienes veían en Bobby y los grupos que lo apoyaban una seria amenaza política. Por parte de los republicanos no había demasiado temor, principalmente porque Kennedy aún no era visto como un serio candidato para la interna demócrata y el partido del elefante estaba terminando de ajustar su política partidaria con vistas a ocupar la presidencia luego del 68. Donde RFK si despertaba temor era en los sectores vinculados a inteligencia y las grandes corporaciones. Sin lugar a dudas él era más radical que su hermano mayor y estaba no solo llamando a un fin en la participación nacional en Vietnam sino que además reavivaba el reclamo social en áreas donde ciertos grupos de poder aún no querían introducir modificaciones. Si bien el apoyo social es clave para ganar una elección, el respaldo de los grupos de poder concentrado es vital para convertirse en presidente. Sí, ganar la elección no es lo mismo que convertirse en presidente. Como se puede apreciar, Robert Kennedy mantuvo determinadas posiciones políticas respecto a los principales acontecimientos que remitían a la agenda nacional del momento. En determinados casos obtuvo el respaldo social y en otros el rechazo de la élite. Bobby se había hecho de poderosos enemigos ya desde sus años como asesor en el Despacho Oval. Sus modos molestaban a burócratas y empresarios. Desde la CIA y el Pentágono hasta los gobiernos locales, eran varios quienes creían que Bobby era una amenaza a su condición y posición. Los años de respaldo a los Freedom Riders y Martin Luther King Jr. todavía permanecían frescos en la memoria de varios. A pesar del cambio que el senador había adoptado recientemente, su apellido y herencia directa eran vistos con recelo en Washington D.C, después de todo Robert era un Kennedy lo cual no lo convertía en "uno más" ni mucho menos en "uno de". Finalmente, su rol como senador le permitió acaparar una mejor posición en el plano nacional, algo que en consonancia con su estilo político le arrojaron como saldo un notorio crecimiento desde fines de 1967 hasta el primer cuarto de 1968. 









Durante un momento histórico de demandas sociales y mayor participación ciudadana Kennedy fue una figura que logró reunir a jóvenes, estudiantes universitarios, trabajadores, miembros de movimientos sociales y gremios. Su visión acaparó la atención de toda una generación que abogaba por un cambio de rumbo a nivel nacional.







A comienzos a 1968 y con vistas a las elecciones presidenciales del mismo año, comenzaron a delimitarse las candidaturas presidenciales de ambos partidos políticos. Por parte de los demócratas existió un inicial pronunciamiento respecto del presidente en ejercicio Lyndon Johnson, candidatura que luego sería retirada. Por parte de Kennedy los medios de comunicación introdujeron la duda respecto a su lanzamiento, algo que finalmente quedaría disipado al pronunciarse el senador respecto a sus intereses por competir para la nominación partidaria. Los dos otros candidatos de peso dentro del partido eran Humphrey y el previamente mencionado McCarthy. Respecto del primero, vicepresidente en ejercicio y fuertemente respaldado por los congresistas demócratas en Washington, debemos mencionar que era el candidato por naturaleza a ser nominado por la convención, por lo cual la candidatura de Bobby le generaba relevantes problemas. El caso de McCarthy, senador en ejercicio, era diferente, si bien contaba con apoyo popular fruto de su oposición a la guerra de Vietnam, tenía menor apoyo partidario y Bobby amenazaba con quedarse con parte del electorado que lo respaldaba. De todas formas queda claro que la carrera recién comenzaba  y el panorama era alentador para cualquier candidato si tomamos en cuenta la negativa a presentarse por parte del presidente Johnson. 

La campaña de Kennedy acaparó la atención de los principales medios del país así como también de los sectores vinculados a los movimientos sociales, sindicales y estudiantiles. La propuesta del senador giró en torno a poner fin a la guerra, centrar el rumbo de la economía, mayores derechos sociales para las minorías, reforma íntegra de la administración pública y lucha contra la corrupción. El clamor social tuvo un notorio crecimiento en las primeras contiendas electorales, donde Kennedy se impuso en Indiana y Nebraska a pesar de salir derrotado en Oregon. Todos los caminos se dirigían a una confrontación directa con McCarthy que daría lugar al candidato natural que le disputaría la verdadera interna a Humphrey. Tomando en cuenta el calendario electoral, la próxima prueba sería el complejo Estado de California donde ambos candidatos eran fuertes. Armas políticas tales como la popularidad de Kennedy entre los jóvenes, el respaldo de los sindicatos, el apoyo en los barrios pobres y su carisma serían fundamentales para dar el gran paso que sepultaría a McCarthy y pondría en serios aprietos al propio Humphrey. La victoria fue ajustada pero a fin de cuentas Robert Kennedy ganó la interna de California, algo que fue un duro golpe para los sectores opositores en Washington D.C y para la línea mayoritaria del partido que añoraba a Humphrey como candidato partidario para enfrentar a quien sería el candidato republicano, Richard Milhous Nixon (¡algo que terminaría sucediendo!). En pocas palabras: Bobby pasó de ser una simple amenaza a la más clara y realista posibilidad de cambio, no solo nacional sino también en clave partidaria. Pocos creían que pudiese llegar demasiado lejos, sin embargo el triunfo en un estado clave disipó las dudas y lo colocaron entre los principales candidatos en la carrera hacia la Casa Blanca. Queda más que claro lo que representaban la llegada de los ideales de RFK a tan alto nivel en la escala de toma de decisiones. Parecía una pesadilla para quienes habían dejado pasar a JFK (también para los que habían perdido frente a él). Para ciertos sectores no era factible ver a otro Kennedy en el Despacho Oval, mucho menos a Bobby. La guerra en Vietnam debía seguir, así como también debían continuar creciendo las grandes corporaciones que se nutrían de los contratos armamentistas con el estado. La cuestión de los derechos civiles, para varios sectores, debía ser acallada, algo que quedó en evidencia cuando en abril del mismo año asesinaron a Martin Luther King Jr. De todas las pesadillas Bobby era la peor para varios sectores del poder hegemónico, por lo cual si lo dejaban pasar más allá de California llegaría un punto de no retorno. Luego de proclamar la victoria en la elección desde su bunker en el Hotel Embajador de Los Ángeles, Robert Francis Kennedy fue asesinado en condiciones que no han quedado del todo esclarecidas hasta la actualidad. 










"It is from numberless diverse acts of courage and belief that human history is shaped. Each time a man stands up for an ideal, or acts to improve the lot of others, or strikes out against injustice, he sends forth a ripple of hope".



Bobby Kennedy anuncia en el Hotel Embajador la victoria en las primarias del Estado de California momentos previos a recibir los disparos que acabarían con su vida al día siguiente. En la imagen se puede apreciar la felicidad, esperanza y alegría en los rostros de quienes acompañaron al senador hasta Los Ángeles.






Robert Kennedy representó el pensamiento y los sueños de toda una generación que creía en el cambio. Un pueblo que deseaba llevar a lo más alto el debate respecto a las prioridades que debía tener Estados Unidos como nación. En un escenario global sumamente complejo como lo fue la Guerra Fría pocos comprendieron que Vietnam era primordial para los intereses de los Estados Unidos, al mismo tiempo que la planteada propuesta del retiro progresivo no era tan fácil de ejecutar como se proponía discursivamente. En cuanto a la variable social si bien desde JFK hasta el fin de la administración Johnson se realizaron enormes esfuerzos para otorgarles mayores derechos a las minorías, varios cambios de índole estructural no lograron ser introducidos. Para ciertos procesos sociales esto llevaría décadas y los resultados comenzarían a verse recién terminada la bipolaridad. Si bien Kennedy esperanzó a toda una generación de jóvenes estadounidenses, también molestó a las generaciones previas que con mayor madurez política y comprensión de los temas internacionales advertían que los cambios radicales que Bobby buscaba introducir no podían tomar lugar de forma ligera. Respecto de su asesinato podrían exponerse una infinidad de cuestiones, lo cierto es que dicho acontecimiento significó un cambio rotundo de orden multidimensional. A nivel micro la interna del Partido Demócrata se modificaría drásticamente, conllevando a la derrota en las elecciones presidenciales que terminarían consagrando a Nixon. La administración Johnson no logró salir del pantano y la situación en Vietnam se agravó, dilatando aún más la agonía norteamericana en Asia. En cuanto al nivel macro se evidencia el fin de la esperanza y los sueños de una generación de estadounidense que creyeron poder tomar las riendas de su nación frente a los poderes históricos que han tenido injerencia en la vida nacional. Lo que los historiadores han señalado como la saga de asesinatos, JFK, MLK y finalmente RFK, repercutió en la moral de quienes creían poder cambiar las cosas trabajando por un futuro más próspero. Ello incluía a los movimientos pacifistas contra la guerra, las organizaciones de trabajadores, los jóvenes universitarios liberales y los sectores que pregonaban la igualdad racial. Fue un duro golpe para todo ellos y durante los próximos veinte años no volvería a verse en los albores de la Guerra Fría la esperanza de un cambio real. Pronto sería turno de los triunfos de la administración Nixon que lo llevaron a su reelección, el posterior Escándalo de Watergate, la crisis de Irán, la Crisis del Petróleo, las crisis productivas e inflacionarias, el regreso al poder de los neocons de la mano de Reagan, la escalada del gasto para la Guerra Fría y los inicios de la administración Bush. Hay quienes sostienen que la euforia y esperanza de un cambio real no volvería a tomar lugar hasta cuarenta años más tarde con la candidatura presidencial de Barack Hussein Obama, otros simplemente creen que jamás volvió a experimentarse una sensación a escala nacional como la vivida en 1968. Todo puede ser posible, principalmente porque los cambios históricos también representaron cambio generacionales, donde quienes no tuvieron su lugar se amoldaron y quienes llegaron vivieron de la epopeya del relato kennedista de los 60s. Sea como fuese, el asesinato de Robert Francis Kennedy implicó la imposibilidad de concretar un proyecto de nación iniciado y revitalizado a lo largo de la década del 60. Un proyecto que planteaba otra nación, otros Estados Unidos de América, los Estados Unidos de América que no fueron. Siendo imposible volver atrás en el tiempo y modificar la historia, sí es válido centrarse en el legado que cada proceso y líder nos han dejado. A pesar de haberse ido en la cúspide de la carrera por la presidencia y en un momento único de la historia nacional, Bobby Kennedy dejó entreabierta la puerta de la lucha social y política por un cambio real. Kennedy representa los mismos ideales que defendió durante toda su vida, la convicción y creencia que se puede cambiar el destino de una nación, que los intereses del pueblo se encuentran por sobre todo y todos, que es posible luchar por lo que uno cree y que debemos preguntaron por qué no en lugar de por qué. El legado de Kennedy ha sido ese balance histórico entre las dos corrientes que han pujado por comandar los designios de los Estados Unidos. La viva esperanza de paz, libertad, justicia e igualdad. Luchar contra los poderosos y contra el poder en sí mismo, en fin luchar por lo que uno cree. Puede que aquella nación no haya podido materializarse pero el legado aún perdura, estando presente en todos aquellos que creen y trabajan por el verdadero cambio.






                                                                                 Tomás Vera Ziccardi





* La totalidad del presente trabajo es obra material e intelectual del Señor Tomás Vera Ziccardi. Los derechos del mismo quedan estrictamente reservados a TVZC por expreso pedido del autor