LA HORA DE LA UNIDAD
SUDAMERICANA.
Comprendemos la integración, la amistad entre los pueblos, las
buenas relaciones entre los estados y la construcción de políticas en conjunto
como un proceso sostenido en el tiempo que se fortalece con el paso de los años.
Es que aquello que nace como una intención de acercamiento entre presidentes y
mandatarios, con el tiempo, se transforma en uniones económicas, genera
sentimientos de pertenencia, regionalismos (usando el buen sentido de la
palabra), unidad entre los pueblos, defensa de políticas en conjunto, defensa
de ideales y posturas regionales.
Históricamente se ha buscado alcanzar esto en diversas
regiones del mundo e incluso entre miembros de distintas regiones, pero se ha
fracaso en el intento. ¿Cuál fue el problema o qué fue lo que terminó
desmoronando tales intenciones? Las causas varían de acuerdo a los casos que
mencionemos, pero en líneas generales encontramos cuatro grandes razones que no
se tomaron en cuenta, las cuales consideramos como pilares fundamentales de la
Unidad.
La primera es la cercanía geográfica. Construir una relación
estable hace unos siglos atrás era bastante complejo, incluso hoy día, con el
auge de la era de las comunicaciones continúa siendo una ardua tarea.
Generalmente es difícil establecer uniones entre naciones cuando las mismas se
encuentran a grandes distancias, en la gran mayoría de los casos el concepto de
acortar distancias fue impracticable.
La segunda
característica son los intereses de aquellos estados naciones en cuestión. No
es posible generar amistad entre los pueblos y unidad si la relación es de
sumisión por parte de uno de los miembros sobre el otro, no es posible obtener
ganancias para el todo si una de las partes es considerablemente más fuerte que
el resto, y esto siempre nos ha remontado a la disyuntiva entre ganancias
relativas y ganancias absolutas.
Siendo la tercera característica general, y no por esto la
de menor importancia, encontramos las similitudes estructurales, los orígenes
en común y la cultura de los estados nación que desean emprender este camino.
Por más grande que sea la intención de integrar naciones, más allá de las
distancias, estas uniones han fracasado a lo largo de los siglos debido a que
sus miembros son estructuralmente diferentes entre sí. Esto termina decantando
en que la base (o lo que debería ser la base) de estas alianzas no acepten el
proyecto, es decir que los pueblos, al no sentirse identificados con alguien
sumamente diferente, rechacen el intento de acercamiento. A lo largos de los
años, diversas naciones europeas han señalado la unidad entre los pueblos como
una herramienta para romper barreras, con todo el glamour que le agregan los
europeos a sus ideas. Lo cierto es que en los momentos de crisis en el Sistema Internacional,
cada uno termino tirando para su propio lado y defendiendo sus intereses.
Justamente, al no compartir orígenes y culturas en común uno no se decidió a ir
también en defensa y apoyo del otro.
Finalmente podemos señalar que los proyectos nacionales y
las políticas de estado por avanzar año tras año, década tras década, en la
relación y lograr fortalecerla, más que sostenerla, en el tiempo es la cuarta
característica. Principalmente varias potencias del último siglo así lo han
demostrado. Han profesado su interés y compromiso por avanzar en relaciones que
en más de 100 años de historia poco han cambiado. Es preciso que el avance en la conformación de estas relaciones sea un
objetivo primordial y que a medida que los diversos gobiernos vayan pasando, la
relación se fortalezca y crezca en cuanto aspecto sea posible.
Habiendo mencionado estas características podemos comenzar
con el análisis de nuestro objeto de estudio, estamos hablando de América del
Sur.
Seguramente, a medida que iban siendo señaladas las
características centrales para conformar la unidad de naciones y pueblos, cada
uno sintió reconocida a la región de alguna u otra forma. Si realizamos la
tarea de analizar puntualmente cada uno de las cuatro características vamos a
observar que Sudamérica, en mayor o menor medida, las posee todas.
En primer lugar cuando hablamos de la cercanía geográfica es
inevitable mencionar que somos parte de la misma región geográfica. Esto
acarrea ciertos condicionantes. En primer lugar, y más allá de la amplitud de
nuestro sub continente, que de paso menciono, uno siglos atrás fue más un
problema que una virtud, ya que la conectividad económica, social y política en
las primeras décadas del siglo XIX era sumamente compleja. Conectar Buenos
Aires con Lima, o Santiago de Chile con Asunción eran opciones demasiado
difíciles de efectivizar en aquellos tiempos, he aquí el plus que se le añade a la visión de los hombres que han decidido
emprender las campañas libertadoras de nuestras naciones, cruzando todo tipo de
terrenos y enfrentándose a los diversos climas que presenta el continente, en
una época donde los contactos eran mensuales y se emprendían en carretas o
barcos. Regresando a nuestro punto inicial, los tiempos han cambiado. Hoy
Sudamérica posee mayores rutas de comercio y relacionamiento, marítimas,
terrestres y aéreas. En cuestión de horas uno puede partir de Montevideo y
arribar en Lima, Santiago de Chile, Buenos Aires, Asunción y Brasilia. De más
está hablar de las comunicaciones, los avances tecnológicos han permitido que
las distancias que antiguamente nos separaban sean reducidas a gran escala.
Por otro lado debemos
añadir que todo aquello que le suceda a una nación de nuestra región
claramente nos afecta a todos, por ejemplo ante un catástrofe natural, como
puede ser el último terremoto en Chile, la región en sí se sintió afectada, no
en términos de daños si no en cuanto a sentimiento, y con esto quiero hacer
énfasis en que por ejemplo en otras regiones, poco le ha interesado a Myanmar o
China las últimas inundaciones en Bangkok, la unidad regional puede llevar a
que los pueblos vean cuestiones particulares remitidas a la geografía como
acciones que involucran al todo, en lugar de aislarse entre sí.
Hemos mencionado como segunda característica central los
intereses. Si bien cada nación Sudamericana posee sus intereses particulares,
en las últimas décadas se ha logrado romper con uno de los mayores males que ha
tenido la región. Estoy hablando de la primacía de los intereses particulares
por sobre los intereses de la región. Se puede apreciar en las diversas
naciones un ideal colectivo y a su vez podemos evidenciar que las naciones
sudamericanas comparten varios intereses en común, los cuales, por cierto, son
sus intereses mayores. Esto conlleva a fortalecer el proyecto de unidad, cuando
hay intereses colectivos, las partes buscan defender al todo y proteger al todo
de los intereses externos que desean primar los separatismos y particularismos.
Hoy Argentina ha logrado comprender que posee varios intereses en común con el
Brasil y Chile, de la misma forma en la cual lograr alcanzarlos es más posible
si Buenos Aires trabaja en conjunto con Santiago y Brasilia, en lugar de
hacerlo por cuenta propia.
Posiblemente sea “la piedra angular” de la Unidad
Sudamericana, nuestro origen en común, nuestras similitudes y nuestra cultura.
Esto le permite a la región no frenarse en cuestiones remitidas a principios
que pueden retrasar o frenar los proyectos de unidad, es en general una
herramienta que suma en lugar de restar y que facilita las tareas. Es cierto
que los estados de la región poseen diferencias históricas, y seguramente
continuarán teniéndolas, pero a la hora de sentarse a negociar cuestiones
remitidas a la integración regional, pueden dejar de lado sus diferencias, ya
que no son impedimentos para tales cuestiones. Por otro lado las partes no
precisan “aclimatarse” las unas con las otras en término de comenzar a
conocerse. Las relaciones entre los estados de Sudamérica se remontan a los
primeros años de sus respectivas independencias, y a pesar que en determinados
momentos se hayan perdido, eso no quita que cada uno conozca al otro a la
perfección. Esto es algo que acelera las cosas en lugar de retrasarlas.
Se ha hablado y en gran medida acerca de nuestro origen en
común, y no es preciso explicar todo lo que esto significa, brevemente vamos a
mencionar que poseer una cultura tener orígenes en común permite avanzar
sustancialmente en la construcción de una identidad común y a su vez afianza todo
tipo de unidad, principalmente la unidad estructural. Esto puede ser la
perdición para otras regiones, que ven impedidas, en diversas cuestiones
culturales, sus proyectos de integración.
También se ha hablado desde la academia sobre la integración
regional. La construcción del Mercosur, el fortalecimiento de la institución
más importante de Sudamérica, la creación de nuevas instituciones y el avance
en las relaciones comerciales son herramientas y mecanismos sumamente
importantes para alcanzar la Unidad. Esto lo damos por sentado y lo
vislumbramos como una herramienta que ha logrado avanzar enormemente el ideal
de Unidad Sudamericana. Poseer instituciones de las cuales las partes sean
unidades constitutivas y que a su vez estas instituciones canalicen los intereses
y las demandas de las partes permite edificar pilares que se mantienen en el
tiempo. El caso de UNASUR y más recientemente de CELAC permiten que la región
avance en cuestiones de primer orden.
Nos encontramos frente a la última de las cuatro
características mencionadas y ante la cual podemos afirmar que desde la
conformación del Grupo Rio en adelante la región ha buscado avanzar con el
proceso de unidad. Mercosur, Cuenca del Pacífico, el Grupo de los 8 y Unasur demuestran
que hubo un compromiso sostenido en el tiempo por parte de los estados
sudamericanos en avanzar con la unidad regional. Por otro lado esto lo
vislumbramos en los últimos gobiernos de las distintas naciones. Dejando de
lado los años '90s, de los cuales podemos rescatar pocas cosas en relación a
ideales regionales y accionar por el todo, los gobiernos y mandatarios
sudamericanos han avanzado en cuanto a la integración y la construcción de la
Identidad Sudamericana. Desde Alfonsín-Sarney y el rol de Alan García en su
primer mandato, hasta las políticas adoptadas por Kircher, Da Silva, Morales,
Correa y Bachelet, observamos que los gobiernos de la región presenta un enorme
compromiso para con la unidad, lo cual nos demuestra que ya dejan de ser
políticas temporales y de gobiernos particulares, para pasar a ser políticas
estatales y cuestiones nacionales, algo que como mencionamos al comienzo del
artículo, es una herramienta fundamental para la tarea en cuestión.
Hemos analizado puntualmente las principales características
de nuestra región, se han dejado de lado cuestiones particulares y puntuales que pueden ser de gran
importancia, pero lamentablemente no podemos analizar todo, teniendo en cuenta
que estamos elaborando un artículo y no un trabajo de investigación. Nos queda
pues por responder al interrogante ¿por qué es la hora de la Unidad
Sudamericana?
Es en mi opinión la hora de la Unidad Sudamericana porque
tanto Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay,
Uruguay y Venezuela han logrado evidenciar lo expuesto anteriormente. Ha
llegado el momento en el cual todas las partes
se han dado cuenta que la única forma mediante la cual se puede avanzar
es trabajando en conjunto con el otro. La clave del progreso para Argentina, Brasil,
Chile, Colombia y Perú yace en la región, y esto es algo que principalmente
Itamaraty, el Palacio San Martín y Cancilleria de Chile han evidenciado. Su inserción
en el mundo depende del avance de la región, el mejor posicionamiento de las
naciones Sudamericanas depende de cuánto avance o crezca la región.
Debemos sumarle a esto último el compromiso de los actuales
gobiernos de la región por la Unidad y la defensa de los principios de Sudamérica.
El rol de Lula da Silva, Néstor Kirchner, Dilma Rousseff, Cristina Kirchner,
Michelle Bachelete, Alan García, Evo Morales, Rafael Correa e incluso Juan
Manuel Santos han tenido durante estos últimos años para que la región se
integre en cuestiones puntuales y a su vez en cuestiones estructurales ha sido
fundamental. Debemos tener en cuenta que históricamente los presidencialismos
en Sudamérica tienen un valor característico, esto permite que tanto desde las
cúpulas y las esferas más altas del poder hasta los ciudadanos de cada nación,
se genere la intención de acercarse los unos con los otros, de estrechar lazos
y de avanzar en conjunto. Es justamente todo esto lo que permite que hoy
hablemos de la “Hora de la Unidad Sudamericana”, nos encontramos en un momento
en el cual la gran mayoría de los gobiernos de turno tiene un compromiso
fundamental para con la región, incluso por parte de los representantes de
aquellos países que históricamente se han mantenido a un lado o han tenido sus
dudas con respecto a la Integración y Unión Sudamericana.
Como analista uno debe tomar todos los casos posibles para
poder dar un resultado más acertado, es por esto que si tenemos en cuenta la
gran cantidad de visitas presidenciales intrarregionales, las reuniones
regionales, los acercamientos de presidentes cuyos países mantenían distancia,
hasta la visión de los ciudadanos que comenzaron a ver la Unidad Regional como
una pieza fundamental del crecimiento de
sus naciones, podemos decir que en Sudamérica, encontramos un consenso que
condiciona las políticas nacionales y que permite que las diversas naciones
trabajen por la construcción de la unidad de Sudamérica.
Es cierto que no todo es color de rosa, Sudamérica aún tiene grandes cuestiones por resolver, el
camino para alcanzar la Unidad Plena todavía tiene un largo trayecto para
recorrer. Lo que sí es cierto es que el camino se ha iniciado hace varias
décadas, se ha construido a lo largo de los últimos años, se está avanzando en
la actualidad, y posiblemente en el futuro podamos ver una Unidad Plena de
nuestra región.
Para finalizar este trabajo me gustaría desarrollar brevemente
un tema que siempre va a ser central en cuanto al avance de la Unidad
Sudamericana. ¿Qué sucede con los Estados Unidos de América?
Es cierto que esta nación continúa siendo, en varios casos,
el mayor inversor en la región, es cierto que los Estados Unidos tiene una
fuerte relación con Sudamérica, la cual se basa principalmente en las
relaciones comerciales. Sin embargo se evidencia actualmente, algo iniciado
hace cerca de una década atrás. Con la Guerra de Irak y el giro del foco
principal de la política exterior de los Estados Unidos hacia Medio Oriente, la
región ha generado sus propios planteos en cuanto a la relación con el hegemón.
Es algo complejo para desarrollar y que precisa de un
análisis propio, pero durante los últimos 10 años Sudamérica ha buscado
desenvolverse en el Sistema Internacional por fuera de la relación con los
Estados Unidos, se han buscado nuevos canales para la inserción de la región en
el mundo y se ha priorizado la relación intrarregional. Es aquí donde podemos encontrar,
una de las explicaciones del porqué del fracaso del ALCA y la propuesta
norteamericana para Latinoamérica. Algo que permitió el fortalecimiento de la
propuesta local, UNASUR, en lugar de los planteos provenientes del norte. Se
evidencia para un sector importante de las naciones sudamericanas un cambio
incluso en cuanto a sus políticas exteriores. Estados Unidos ha dejado de ser
el principal objetivo hacia donde se dirige la política exterior de varias
naciones sudamericanas. De la misma forma, si bien la relación comercial es
fundamental, la relación en términos políticos y de lineamientos ideológicos ha
comenzado a cambiar, Sudamérica busca dejar de ser ante el mundo "el
aliado de los Estados Unidos" para ser Sudamérica.
A lo largo de este artículo hemos podido identificar las
características principales de la construcción de Identidades Comunes y de los
procesos de Unidad, hemos establecido los respectivos nexos con nuestra región,
hemos analizando el rol de Sudamérica y la tarea de los estados independientes
que la integran por construir la Unidad Regional. Se ha desarrollado la
intención de la región por fortalecer las relaciones de todo tipo, con el
objetivo de acercarse cada vez más, algo central para la Unidad. He explicado
por qué creo que esta es la hora de la Unidad de América del Sur, de la misma
forma he desarrollado concisamente la relación con los Estados Unidos y
explicado los cambios centrales en cuanto a la relación Sudamérica-Estados
Unidos. Para finalizar me gustaría mencionar que si bien somos conscientes que
las diversas naciones de la región presentan diferencias y que no todo es un
cuento con final feliz, es innegable que todas y cada una de las naciones han
evidenciado las características en común que tienen y que esto les ha permitido
hoy día avanzar en la Unidad Regional. Sí, Estados Unidos sigue y posiblemente
siga siendo una de los principales socios de la región, pero se ha comenzado a
generar planteos por parte de la región hacia los Estados Unidos, revirtiendo
la relación de adoptar lo impuesto desde arriba, predominante tiempo atrás,
principalmente con el panamericanismo y posteriormente el neoliberalismo.
Sudamérica busca ser "El patio trasero de nadie"
algo que desde afuera se ha comenzado a evidenciar, pero para lo cual es central
y fundamental que desde adentro siempre se tenga en cuenta, al final de
cuentas, el futuro de la región está en manos de Sudamérica, y será puesto a
prueba en los momentos de crisis que pueden avecinarse en el Sistema
Internacional, será cuestión de ver si estas últimas décadas de trabajo en
conjunto dan resultado en los momentos más críticos, momentos que han sido
tradicionalmente en los cuales las partes fueron por sus intereses particulares
en lugar de ir por los del todo, esperemos que esto pueda finalmente
revertirse.
Tomás Vera Ziccardi.
*El presente trabajo es en su totalidad propiedad intelectual del Autor. Los derechos del mismo quedan exclusivamente reservados a TVZC.
1 comentario:
Por Patriota Sudamericano
Efectivamente, como lo dicen los analistas economicos internacionales: " es la decada de America Latina" , visto el derrumbamiento de los principales centros financieros, la propagaciòn de la crisis financiera norteamericana y la ausencia de alternativas ante la situacion. La unidad de Sudamerica no es un sueño, es ya una tarea urgente y necesaria. En tiempos de los bicentenarios, hay que aprender las lecciones de la historia y priorizar formar estados eficientes, gerenciando los recursos eficientemente. No olvidando lo que señalò el gran coloso del pensamiento sudamericano, Alberto Methol Ferre: " primero sudamericanizarse luego latinoamericanizarse"
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